Experiencias que deben ser contadas



 Entonces les dijo: Vayan por todo el mundo y prediquen la Buena Noticia a todos.

Marcos 16:15

¿Te ha pasado alguna vez que lees un libro extraordinario y quieres que todos lo lean? o ¿has visto esa serie que está buenísima y deseas que alguien más la vea para tener con quien hablar? o ¿qué tal si por fin pasó eso que tanto deseabas y deseas llamar a esa persona especial para contarle?

Hay algo igual en estas preguntas y es, que sea lo que sea que hayas sentido, experimentado o vivido, lo que quieres es compartirlo con alguien más. No todas las veces lo que compartimos es bueno, muchas veces pueden ser noticias tristes o incómodas de contar, pero de lo que estoy segura es que deseamos compartirlas con el fin de no sentirnos solas en ese momento.

Dios nos ha dado un llamado con la tarea de compartir acerca de lo que leemos sobre Él, lo que vemos que Él hace y cómo ha cambiado nuestra vida. Nuestro objetivo como jóvenes creyentes en Dios debe ser compartir esa noticia de salvación y hablar sobre lo que hemos sentido, experimentado y vivido a través del amor de Jesús. ¿Por qué quedarte con una noticia tan buena si puedes contarla? En Hechos 20:24 el apóstol Lucas nos dice:

“Pero mi vida no vale nada para mí a menos que la use para terminar la tarea que me asignó el Señor Jesús, la tarea de contarles a otros la Buena Noticia acerca de la maravillosa gracia de Dios.”

Esta buena noticia podemos compartirla no solo predicando a otras personas, también podemos hacerlo dando testimonio con las acciones que realizamos cada día, con el contenido que compartimos en nuestras redes sociales, la forma en la que nos expresamos con los demás y la manera de afrontar cada situación en nuestra vida. Y sí, puede que estas acciones se escuchen fáciles de realizar o incluso puede que ya las hagas, pero el verdadero reto comienza cuando disponemos nuestro corazón y decimos “Heme aquí” para que Dios disponga cómo Él desea que compartamos esas noticias, dejarnos llevar por Él y Su propósito para alcanzar a más personas.

Te pregunto: ¿De qué nos sirve conocer algo que sabemos que puede cambiar la vida de los demás si no lo vamos a compartir? Que nuestro motivo de cada día sea decirle a Dios que nos use para ser luz y alumbrar el camino de alguien más para que se encuentre con Él.

Nadie enciende una lámpara y luego la pone debajo de una canasta. En cambio, la coloca en un lugar alto donde ilumina a todos los que están en la casa. De la misma manera, dejen que sus buenas acciones brillen a la vista de todos, para que todos alaben a su Padre celestial.

Mateo 5:15-16

 

No te guardes las noticias que merecen ser contadas.



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