Descansa en Dios



“Por nada estéis afanosos, sino sean conocidas vuestras peticiones delante de Dios en toda oración y ruego, con acción de gracias”.

Filipenses 4:6

Imagina que vas en un maratón donde ya corriste varios kilómetros pero todavía faltan algunos más para que puedas llegar a la meta. Tu mente dice que ya no puedes más, pero hay algo en ti que te impulsa a seguir dando un paso más. Pierdes un poco la concentración con el bullicio de las personas pero logras retomarla. En ese momento te sientes algo destanteada y confundida al no saber si podrás llegar a la meta.

Muchas veces los afanes de la vida hacen que perdamos el enfoque y al pasar esto perdemos el sentido de vivir con propósito.

En ocasiones estamos envueltas en tantas cosas que llega un punto que nos cansa e incluso nos podemos sentir algo abrumadas.

Es momento de retomar el camino

Vuelve tu mirada a lo Verdadero y descansa en  las promesas de Dios. Mucho afán nos distrae del propósito que Dios tiene para nuestras vidas. Por eso es necesario ir a Él cada día y decirle lo que pasa en nosotras. Aunque ya sabemos que Él lo sabe todo, aun así es necesario que se lo digamos.

Si te sientes cansada  y preocupada en este día, puedes ir a Dios y desahogar tu corazón.

Dios nos entiende y quiere ayudarnos.
                                                                 
          Si estás pasando por una situación que aflige tu corazón, exponlo delante de Su trono. Dios tiene una respuesta oportuna para eso. Solo tenemos que ir en oración con Dios y decirle cual es nuestra petición. Demos gracias por la respuesta que vendrá. Incluso da gracias aun sin verla.

Activa tu fe

          La oración tiene un gran poder de transformación en nuestras vidas. Cuando vamos ante Dios y le decimos lo que nos preocupa o angustia, somos fortalecidas y Dios nos da las estrategias sobre qué hacer. Él nos lleva a Su Palabra la cual es nuestra guía.

          Así que, no permitas que el problema que vives nuble tu mirada y mejor decide alzar tus ojos al cielo que es de donde viene tu socorro y tu pronta ayuda.

¡No estas sola!

          Así es, ¡no estamos solas! Porque tenemos al hermoso Espíritu Santo que nos ayuda y guía siempre a toda verdad, si se lo pedimos.

          Gracias amado Dios porque sabemos que no estamos solas, usted nos entiende y siempre está dispuesto en ayudarnos aunque muchas veces nos dejamos llevar por la preocupación o queremos hacer las cosas a nuestro modo sin consultarlo, perdónenos. Padre le pido que nos ayude a poder descansar en usted y no nos afanemos buscando respuesta donde no las hay. Padre guíenos a tomar buenas decisiones y que no nos dejemos llevar por lo que hacen los demás ya que solo hacen que perdamos el enfoque y no vivamos con propósito para Su Gloria. Padre le necesitamos. Ponga en nosotras ese deseo ferviente de siempre orar ante usted antes de ir a buscar soluciones en otra parte. Gracias Padre porque sé que la respuesta vendrá a nuestra oración. En el nombre de Jesús oramos. Amén.



Siguiendo Sus pisadas

Raquel Franyutti


Estamos estudiando la serie - Miedo y Ansiedad 





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