Mi pasado me avergüenza



“Pero la gracia de nuestro Señor fue más abundante con la fe y el amor 

que es en Cristo Jesús”.

1 Timoteo 1:14


¿El pasado te atormenta?


Si comienzas a escarbar un poquito por debajo de lo superficial, te encontrarás con capas internas que ni siquiera desearás tocar, porque bajo ellas se encuentran ocultas experiencias desagradables, pecados del pasado, errores que son imperdonables, cosas que no serías capaz de contarle ni a tu mejor amiga. Un pasado oscuro difícil de olvidar.


El pasado es traicionero, crees que el tiempo lo supera todo y han pasado años, pero lo que ahora aparentan ser recuerdos del ayer, pueden volver al presente con la fuerza de una tormenta devastadora que deja ruinas a su paso.


Son esos momentos, cuando algún pequeño detalle del día, como una palabra, un gesto, una canción o un objeto se enlaza con los recuerdos y azota la mente, pronto llegan las lágrimas junto a sentimientos de culpa y vergüenza que arrasan tu alma y te detienen.


Pablo le abre su corazón a Timoteo, en sus letras recuerda aquel vergonzoso pasado “injuriador, blasfemo, perseguidor”. ¿Cuánto tiempo le habrá tomado escribir tres palabras? El solo mojar la pluma en tinta para dibujar su anterior identidad pesaba sobre él, de seguro que las lágrimas escribieron parte de aquella carta. Pese a ello, escribe las letras más importantes de su vida. Y es allí donde me quiero detener.      


“… mas fui recibido a misericordia…”


Mientras escribo, solo puedo pensar en la bondad de aquel padre cuando abrió los brazos para recibir a su hijo pródigo, que si había perdido toda la herencia, que si estaba sucio, eso no interesaba, el hijo había regresado.


Esa es la gran misericordia de Dios nuestro Padre, que no importando cuán bajo hayas caído, Él abre Sus brazos para recibirte. ¿Te avergüenza el pasado, tanto que no puedes mantener tu frente en alto? Recuerda que tú eres recibida a misericordia, el perdón concedido en la cruz realza en ti la mirada serena, no hay de qué avergonzarse.


“Yo, yo soy el que borro tus rebeliones por amor de mí mismo, y no me acordaré de tus pecados”. Isaías 24:25


“… Pero la gracia de nuestro Señor fue más abundante…”


Nunca podremos recompensar a Cristo por haberse ofrecido en la cruz para tomar nuestro lugar. Nadie le pidió que lo hiciera, nadie le obligó a hacerlo, lo que Él hizo fue un favor inmerecido. En esto consiste la gracia, en que no somos merecedoras de recibir Su perdón y mucho menos de ser tenidas por fieles, solamente por gracia tenemos redención. ¿Sientes que tu pasado es demasiado como para que Dios te perdone?  Recuerda que la gracia de Dios es mucho más abundante y no se compara con el pecado más grande.


“Más cuando el pecado abundó, sobreabundó la gracia”. Romanos 5:20


… Me tuvo por fiel, poniéndome en el ministerio…” 1 Timoteo 1:12


Además de perdonarte, Cristo te da la oportunidad para servir dentro de Su cuerpo: la Iglesia. Puedes desempeñar con gozo la labor que Él coloca en tu corazón para bendecir a otros. Tu testimonio cuenta, lo que antes eras y la vida nueva que tienes en Cristo es el mejor ejemplo de lo que Él puede hacer con cualquier persona. ¿Hay un pasado que te culpa cuando quieres servir en algún ministerio? Recuerda que en Cristo tienes una nueva vida, tu identidad no está basada en lo que hiciste, sino en quién eres en Cristo.  



“De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas”. 2 Corintios 5:17






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