Sostenida por las manos de Dios




"Enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado; y he aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo. Amén.”
Mateo 28:20


Esta semana Dios nos ha estado hablando de una manera hermosa, proporcionándonos seguridad. Seguridad para el presente, para el día a día, enseñándonos que Sus ojos están puestos sobre nosotras, vigilando cada paso en nuestro camino, exhortándonos a esforzarnos, a ser valientes, a no temer ni desmayar ante las presiones.

La mayoría de los versículos en los que meditamos estos días, o su contexto inmediato, demanda de nosotras una acción. Dios nos pide que no nos apartemos de Su ley, que confiemos y que tengamos fe, que nos acerquemos a Él, en quien hallaremos refugio y segura protección.

Hoy leemos, en el capítulo veintiocho de Mateo, un versículo que está dentro de la tan conocida Gran Comisión, las últimas palabras de Jesús antes de ascender al cielo. Sus últimas instrucciones fueron que prediquemos el evangelio, que hagamos discípulos y los bauticemos, culminando en el versículo veinte con el encargo de enseñarles a guardar todas las cosas que Él ordenó. Pero para poder enseñar a otros, y así cumplir con lo que Jesús nos pidió, tenemos que estar preparadas, debemos haber aprendido nosotras en primer lugar: no podemos enseñar lo que todavía no hemos incorporado primero, ¿no?
Nuestro amado Padre quiere que aprendamos a confiar en Él de tal forma que seamos un vivo testimonio de lo que hace Su fidelidad, para así poder también enseñar a otros a confiar en Dios. 


Imagina por un instante conmigo, recrea en tu mente la escena: Jesús en Su cuerpo celestial, todos expectantes al obrar de Jesús: ¿qué iría a decir? ¿tendría otra parábola para enseñar? ¿haría otro milagro? Y lo que Jesús tiene para dar es esta última y gran comisión. ¡Qué peso! ¡Qué responsabilidad! Pero no fue solo el encargue, lo acompaña de una confortante frase: “yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo”. 

Amiga, nuestro Dios quiere que estemos tan cerca de Él que nada pueda atemorizarnos, que aunque andemos en valle de sombra de muerte, no temamos mal alguno, porque Su vara y Su callado nos infundirán aliento (Salmo 23: 4). Él quiere hacernos experimentar lo sobrenatural que es vivir cerca de Él, sostenidas por Su mano.

“El que habita al abrigo del Altísimo morará bajo la sombra del Omnipotente. Diré yo a Jehová: Esperanza mía, y castillo mío; mi Dios, en quien confiaré.”
Salmos 91:1,2

“Con sus plumas te cubrirá, y debajo de sus alas estarás seguro; escudo y adarga es su verdad. No temerás el terror nocturno, ni saeta que vuele de día”
Salmos 91:4,5

Experimenta a Dios, deposita tu confianza en Él, búscale y lee Su Palabra, ¡está llena de promesas para ti!

No temas, que nada en este mundo te paralice, porque tu Dios es más grande y es Él quien te cuida. No dejes que el enemigo te infunda temor, no dejes que la ansiedad te consuma, esfuérzate y sé valiente, porque Dios promete ser tu protección, hacerte fuerte en Él y estar contigo todos los días hasta el fin.

Ponte a cuentas con Dios, y comienza a confiar. 


“echando toda vuestra ansiedad sobre él, porque él tiene cuidado de vosotros.”
1 Pedro‬ 5:7



0 Comentarios

Follow Me On Instagram