“Por lo cual estoy seguro de que ni la muerte, ni la vida, ni ángeles, ni principados, ni potestades, ni lo presente, ni lo por venir, ni lo alto, ni lo profundo, ni ninguna otra cosa creada nos podrá separar del amor de Dios, que es en Cristo Jesús Señor nuestro.”
Romanos 8:38-39
Que seguridad más hermosa es la que nos da Dios en estos versículos en Romanos. Dios nos dice con claridad que nuestra relación con Él no se determina con base a lo que nosotros podemos hacer o dejar de hacer, nuestra relación con Él no tiene “letra chica” no nos condiciona o nos impone ciertos parámetros para que Él siga teniendo en pie su promesa de protección.
Como humanos siempre condicionamos nuestras relaciones en el colegio, la universidad o en el trabajo, con nuestras amigas o amigos, con nuestros novios o esposos, en la iglesia con los hermanos de los ministerios en los que participamos, con los líderes, incluso con nuestra familia. Tendemos a condicionar el nivel de relación y de aprecio con todo aquel que comienza a formar parte de nuestros círculos cercanos.
Cuando nos sentimos ofendidas o nos traicionan somos tajantes en cortar esa relación, no permitimos que alguien rompa lo que nosotras consideramos una relación intima o de confianza. Pero en cuanto a nuestra relación con Dios ocurre algo completamente opuesto, por lo general somos nosotras las que rompemos la relación de intimidad que construimos con Él. Somos nosotras las que decidimos alejarnos de Él, porque Su palabra dice que Dios siempre permanece fiel 2 Timoteo 2:13 incluso nos dice que Él no puede negarse a sí mismo.
Pero volviendo al texto en Romanos y a la forma en la que Dios ha mostrado Su amor para nosotras es hermosa. Leí estos versículos en otra versión y se expandió aún más mi conocimiento sobre estos versículos, porque si bien, siempre nos han hecho memorizar “ni la muerte, ni la vida, ni ángeles, ni principados, ni potestades, ni lo presente, ni lo porvenir…” Pero en esta otra versión dice en cuanto a lo presente y a lo porvenir de la siguiente manera: “ni nuestros temores de hoy ni nuestras preocupaciones del mañana” y de verdad para mi es wau! Porque ni siquiera lo que yo piense o lo que me preocupe puede separarme de Dios.
Siempre veía este pasaje como cosas externas que eran potenciales enemigos para separarme de Dios, pero nunca me había visto a mí, a mi mente como una enemiga y es que es tan cierto. Cuando yo no descanso en Dios le estoy diciendo: “sabes sé que eres Dios, pero esto mejor lo soluciono yo”.
Nosotras condicionamos nuestras relaciones con los demás, pero, aunque nosotras tratemos de no dejar a Dios ser Dios y tomar el control en nuestras vidas a nuestro favor. El sigue amándonos y no nos da la espalda o no se enoja diciendo “ahora ve tu lo que haces porque yo ya no te pienso ayudar, aunque me supliques”
¿te das cuenta de la grandeza de estar en Cristo Jesús? ¿puedes siquiera dimensionar un amor asi?
Somos afortunadas de ser amadas de esta manera, de que nada (esto incluye tus pensamientos y actitudes) puede separarnos de Él, porque fue Él quien nos puso en la relación correcta consigo mismo, nosotras no tenemos ni un merito de esto por eso, tampoco podemos condicionar nuestra relación con El ¡que magnifico!
Ahora que sabemos esta verdad en cuanto a nuestra relación con Dios, no dudemos en ir a Él en este momento difícil que enfrentamos, de llegar a Él con total seguridad de que seremos escuchadas y no solo eso, también recibiremos respuesta, paz de Dios, consuelo, ternura y comprensión. Dios quiere escucharte, está esperándote para poder amarte de esta manera especial y única.
Llega confiada al trono de la gracia para encontrar gracia y socorro, que tus temores no sean impedimento, que tus preocupaciones no te consuman, acude a Dios quien a través de Jesucristo nos da una relación correcta con El.
Padre, tú sabes lo que estamos viviendo, tu conoces mi situación mejor que nadie en este mundo, perdóname porque no voy a ti cuando me siento con temor y angustia, perdóname por entorpecer tu poder y autoridad queriendo yo misma solucionar lo que debo entregarte. Gracias porque me amas y nada me puede separar de ti, porque Jesús es quien me justifica y en Él me pone en una posición y relación correcta contigo, gracias porque no depende de mí. En Cristo Jesús amen.
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Andrea Donoso
Chilena, madre de tres hermosos niños, casada con un Mexicano. Feliz de servir al Señor y a las mujeres de su alrededor. Estudió teología básica en Palabra de Vida Argentina, actualmente continúa sus estudios en la Facultad Teológica Biblia Bautista y en APEN.
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