“Ya no hay judío ni griego; no hay esclavo ni libre; no hay varón ni mujer;
porque todos vosotros sois uno en Cristo Jesús.”
Lucas 24:6-8
¿Recuerdas ese día en el que Jesús tocó a la puerta de tu corazón? Que bello momento cuando tuvimos ese encuentro con Jesús. Fue un día tan especial que aun sin saberlo Él llegó, tocó a nuestro corazón y le aceptamos.
Esa decisión que tomamos fue la que cambió nuestro presente y futuro. Porque cuando Jesús llega, todo lo transforma, todo lo sana, todo lo restaura y todo lo resucita. Él es quien nos levanta y ayuda para que cada día seamos diferentes a lo que éramos. Como dice en 2 Corintios 5:17:
“De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas”.
Somos nuevas personas y Dios seguirá haciendo Su preciosa obra en nosotras en la medida en que le permitimos trabajar en nuestra vida.
No éramos merecedoras, estábamos sin Cristo y alejadas de Él. Pero gracias a Jesús ahora somos reconciliadas con Dios por medio de la cruz. Efesios 2: 13 dice: “Pero ahora en Cristo Jesús, vosotros que en otro tiempo estabais lejos, habéis sido hechos cercanos por la sangre de Cristo”.
Al resucitar Jesús, nos abrió camino al Padre. Si estamos unidas a Jesucristo, todas somos iguales. Es decir, somos uno en Él y podemos gozar de ser hijas, ser bienaventuradas y ser esas portadoras de llevar las buenas nuevas para las demás personas.
Cada día recordemos la Palabra de Dios y lo que Él ha hecho por nosotras. Para que nuestros corazones estén dispuestos hacer Su obra y vivamos agradecidas con Él.
Sigamos adelante y perseveremos en Su camino, seamos agradecidas porque hoy podemos gozar de una nueva vida que sólo Jesús nos pudo dar.
Gracias a esa bendita Cruz donde nuestro Salvador se dio por amor a nosotras y esa bendita tumba que fue abierta para que nuestro Salvador se levantará.
Gracias amado Dios por tan grande amor. Gracias porque aunque un día estuve lejos de Usted, hoy puedo ser merecedora de tan grande gracia porque vive en mi corazón. Gracias por lo que hizo por mí. Ayúdeme a cada día vivir agradecida haciendo Su obra. Siga Su obra en mi vida. Se lo pido en el nombre de Jesús, amén. ♥
Siguiendo sus pisadas
Rachel Franyutti
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