Un llamado a la integridad



“Yo pues, preso en el Señor, os ruego que andéis como
 es digno de la vocación con que fuisteis llamados”
Efesios 4:1

    Para que una  planta siga creciendo necesita agua, sol y aire. Si esta plantita va creciendo chueca,  ocupará colocarle un palito junto al tallo para que se enderece y crezca como debe de ser (derechita).  

    La vida como cristiana vendría siendo algo similar, necesitamos cada día del Espíritu Santo (quien nos convence), la Palabra de Dios (que nos enseña) y de la oración (que nos transforma) para seguir creciendo espiritualmente. Porque necesitamos ir siendo transformadas día a día para poder ser la luz en medio de tanta tinieblas. 

    La cita de este día son palabras del apóstol Pablo a la iglesia de Éfeso, pero hoy en día esas mismas palabras son para nosotras. Porque es necesario que haya un cambio a medida que vamos conociendo más de Dios y así poder diferenciarnos de las demás personas. 

¡Debemos marcar la diferencia!

    Por lo tanto, debe haber un cambio en nuestro interior comenzando con la decisión de cada día morir a nuestro yo para que Cristo siga creciendo en  nosotras. Es decir, que se esté formando ese carácter apacible, amable, humilde, manso, bondadoso, dispuesto amar y perdonar. Ese es el ejemplo que tenemos de Jesús y eso mismo quiere Él que imitemos.

¡Tenemos un llamado a vivir íntegramente!

Debemos buscar ser la misma persona ante los demás como cuando estamos a solas o incluso en otro lugar. Dios nos llama a dejar viejas costumbres, reacciones, actitudes, formas de pensar, de hablar e incluso aquello que hemos aprendido desde pequeñas. Permitamos que Él comience a hacer la obra en nuestras vidas y que cada día nos vaya transformando en esas jóvenes con propósito eterno y para Su Gloria.

“Andar como es digno” es ser como Cristo fue cuando estuvo en la tierra,  viviendo una relación con el Padre día a día, buscando Su rostro por medio de la oración, sabiendo las promesas pero también las enseñanzas (Biblia) y haciendo la obra de Dios de ir por aquel que le necesita. También es renunciar a nuestra comodidad para ir por aquellos que se están perdiendo. Es ser un reflejo de Él con los demás.

Todo comienza con un cambio interno lo cual nos llevará apasionarnos por aquel que dio su vida por nosotras y con este acto nos redimió, perdonó y salvó.

¡Jesús toma el control de nuestro corazón!

Y con ello podemos vivir una vida de tal forma que los demás quieran seguirle a Él.

Gracias amado Dios porque nos enseña por medio de Su Palabra como debemos de ser. Padre ayúdenos a caminar en integridad cada día y podamos ser luz para los demás. Siga Su preciosa obra en nuestras vidas y cada día examine nuestro corazón y muéstrenos en que debemos cambiar. Renueve nuestro espíritu, nuestra mente y todo nuestro ser mi amado Señor. 

Se lo pido en el nombre de Jesús, amén. ♥



Siguiendo Sus pisadas

Raquel Franyutti

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