La voluntad de Dios sobre la mía



«Vino palabra de Jehová a Jonás hijo de Amitai, diciendo: Levántate y ve a Nínive, aquella gran ciudad, y pregona contra ella; porque ha subido su maldad delante de mí. Y Jonás se levantó para huir de la presencia de Jehová a Tarsis, y descendió a Jope, y halló una nave que partía para Tarsis; y pagando su pasaje, entró en ella para irse con ellos a Tarsis, lejos de la presencia de Jehová.»
Jonás 1:1‭-‬3‬
Nínive era pueblo enemigo de Dios, era natural que Jonás sintiera enojo por lo que Dios le pedía. Sin embargo, recibió una instrucción simple, ir y hablar el mensaje de Dios.
Tomó otra decisión, irse a Tarsis, alejándose lo más posible de la voluntad de Dios. Se embarcó y partió; conocemos el resto de la historia. Qué curioso, Dios se manifestó a Jonás en el mar, ¿por qué no antes de subir al barco?, ¿por qué no cerca de la orilla?, ¿por qué tragarlo un gigante pez?
Dios siempre nos dejará avanzar en nuestra decisión porque Dios nos da libre albedrío.
Es muy sencillo hacer la voluntad de Dios cuando es agradable, como por ejemplo tomar otro bus, otro camino, pero qué difícil es cuando requiere un sacrificio.
A veces no hacemos la voluntad de Dios por vergüenza o miedo de lo que los demás piensen. ¿Cómo te sientes cuando estás en medio de no creyentes, en el colegio, en la universidad, en el trabajo? Nos consideran pasadas de moda, aburridas, en fin….
Tendemos a consultar a Dios por Su voluntad cuando ya nuestras malas decisiones nos llevaron a hundirnos.
¿Qué pasó con Jonás? No tenía amor por los ninivitas porque eran enemigos de Dios, y deseaba su destrucción. ¿Por qué irles a hablar del gran Dios? Porque la voluntad de Dios era compartirles Su amor y alcanzarlos con Su perdón.
¿Y cómo sé yo cuál es la decisión correcta? ¿Qué pasa cuando tomo decisiones diferentes? Preferimos estar lejos de Dios, donde no «pueda controlarnos», y no quedemos expuestas si estamos haciendo el mal. Jonás decidió huir antes que obedecer.
«El principio de la sabiduría es el temor de Jehová...»
Proverbios 1:7
Temor Santo de no quebrantar la voluntad de Dios, temor Santo a obedecer siempre aunque no me guste lo que Dios está pidiendo.
«Tal conocimiento es demasiado maravilloso para mí; Alto es, no lo puedo comprender.»
Salmos 139:6
No alcanzamos a entender el pensamiento y los planes de Dios, ni sabemos por qué nos lleva por algunos lugares.
La próxima vez que te encuentres tomando una decisión detente un minuto a pensar y preguntar a Dios…. Si es Su voluntad o la tuya.
Muchas veces pedimos a Dios con egoísmo, sin considerar lo que Él quiere para nuestra vida. Queremos celular nuevo, tener la ropa de moda, ser la chica que todos conozcan, tener el chico soñado. Y si nos preguntan qué dice Dios a todo esto respondemos rápidamente, justificando nuestras decisiones. Pero nunca nos detenemos a preguntar a Dios qué es lo correcto hacer y cuál es Su voluntad.
Hace poco menos de un mes mi padre falleció, después de dos meses de enfermedad fugaz. Si me preguntaran ¿Era mi voluntad? Por supuesto que no! ¿Era la voluntad de Dios? Si!
En ese tiempo Dios nos preparó para entender cuál era Su voluntad.
Si hubiera podido ejercer mi voluntad, hubiera hecho lo imposible para conservar a mi padre, invirtiendo todo el dinero del mundo para que siguiera vivo. Quizás Dios me hubiera permitido hacerlo, pero tarde o temprano Su voluntad se cumpliría.
Aún no alcanzo a comprender por qué Dios tenía este tiempo para mi padre, pero mi confianza está en Su omnisciencia, en que todo lo hace perfecto y en el momento preciso, yo acepto Su voluntad.
¿Estás lista para hacer la voluntad de Dios?


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ACERCA DEL AUTOR


Laura Alfaro  
Tiene 28 años, es Costarricense. Sirve a los jóvenes en una agencia misionera junto a su esposo, cree firmemente en el discipulado basado en el modelo de Jesús y establecer relaciones fuertes. Le apasiona servir a las mujeres dentro de ADG.

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Recuerda que estamos estudiando el libro de Jonás -  amando al falto de amor, puedes seguir el plan de lectura correspondiente a esta semana. 





1 Comentarios

  1. No existe el libre albedrío. Pensar en ello es echar atrás la doctrina de la divina elección. Dios es soberano y tiene sujetas todas las cosas que suceden en nuestra vida. Nos permite decidir bajo el marco de su voluntad. Nada lo toma por sorpresa

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