Vasijas en manos del Alfarero



La voluntad de Dios es que sean santos, entonces aléjense de todo pecado sexual.Como resultado cada uno controlará su propio cuerpo y vivirá en santidad y honor, no en pasiones sensuales como viven los paganos, que no conocen a Dios ni sus caminos.

1 Tesalonicenses 4:3-5 (NTV)

Pablo quería que los hermanos de Tesalónica se identificaran completamente con Cristo. Si bien ellos hacían un excelente trabajo, el apóstol les da este consejo de santidad. Seguramente en el contexto en el que vivían estos hermanos  que buscaban adorar a Dios con sus vidas, eran normales las impurezas en el ámbito sexual, y creo que esto también nos está pasando hoy en día. El matrimonio se ha vuelto la institución con menos valor en la sociedad actual, y las frases tan en boga como “es mi cuerpo y hago con él lo que quiero” forman parte de un concepto que hemos comenzado a adoptar como sano, inofensivo, digno de llevar a cabo. 



Una hija de Dios tiene parámetros claros y establecidos por la Palabra de Dios que debe seguir, esto la deja fuera de hacer con su cuerpo lo que le dé la gana. Sé que suena fuerte en un mundo que te incita a pensar que es “TU cuerpo” y tienes derecho de hacer con él lo que te plazca. 



Pablo en estos primeros versículos del capitulo cuatro de la carta a los Tesalonicenses nos exhorta a seguir las instrucciones que él mismo recibió de Jesucristo y comienza diciendo que la voluntad de Dios es nuestra santificación, Dios quiere que seas una chica santa, una joven apartada de todo pecado sexual (v.4:3) y esto no solo incluye el acto sexual, también abarca tus pensamientos, tus palabras, lo que miras y lees. No te creas más espiritual por no haber tenido relaciones sexuales aun, quizás estés pecando en tu mente y esto te hace igual de pecadora como la que ya perdió su virginidad. 



¿Sabes? Apartarte de estos pecados hoy en día es un acto heroico, y gracias a Dios que en Su Palabra tenemos todas las herramientas para ser más que vencedoras. Estamos juntas en esta lucha en contra la impureza, no te sientas sola. Si ya has fallado, vuélvete a Dios y confiesa; para Él nunca es demasiado tarde para el arrepentimiento. Dios puede restaurarte, puede limpiarte de la inmoralidad sexual, es posible.  Sólo cree. 



Para comenzar con este proceso de restauración debes comenzar a controlar tu cuerpo, que no es lo mismo que pensar que tienes derecho a hacer lo que sea con él. Para controlarlo de la manera correcta debes darle el control a Dios. No puedes controlar las acciones de los demás, pero sí puedes hacer que tus acciones sean correctas entregándole el control a nuestro Dios. 



Si bien en la versión de Reina Valera 60 dice “esposa” en el verso 4, esta palabra en el original griego también significa vasija (skeuós) y Jesús es un experto alfarero, Él puede trabajar en tu vida y borrar cualquier imperfección que tengas, Él puede reparar tu vida y hacer que tu vasija quede como nueva para que seas reflejo de la gloria de Dios. 



Hoy puedes comenzar el cambio de tu vida para comenzar a reflejar a Cristo, no hay vida que Dios no pueda transformar, deja que el Alfarero comience a moldear tu vida y puedas ser un vaso limpio, apto para llenarse de Dios, para ejemplo de los demás. 



Ora a Dios confesando, pidiendo perdón y renovación, no dejes pasar más tiempo.  Jesús está cerca, no hay tiempo que perder;  hoy puedes hacer la diferencia en tu generación.



ACERCA DEL AUTOR



Andrea Donoso
Chilena radicada en Puebla, México. Feliz de servir al Señor y a las mujeres de su alrededor. Estudió teología básica en Palabra de Vida Argentina, actualmente continúa sus estudios a distancia en la universidad bautista de Lousiana, Puedes leer más de sus escritos en "Mujer a paso firme"

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