Sin final


Daniel 4:14 (TLA)
"Y ese hombre recibió honra y poder para reinar sobre todo el mundo. Pude ver que lo obedecían todos los pueblos y naciones. Su poder será siempre el mismo y nunca tendrá fin, y su reino jamás será destruido."

Una de las razones por las cuales vino Jesús a este mundo es para construir un reino, un reino diferente; sin final.

Déjame definir el término reino "Kingdom"; En inglés* proviene de dos palabras—king (rey) y domain (dominio). La Biblia nos enseña en Apocalipsis 19:16 que Jesús es el Rey de reyes.

 Apocalipsis 1:5 llama a Jesús “el príncipe de los reyes de la tierra”, refiriéndose a los gobernantes en la tierra ahora mismo. Jesús declaró ser rey en Juan 18:37. Pablo le llama el “único Potentado, el Rey de reyes, y Señor de señores” (1 Timoteo 6:15). Efesios 1:21 dice que Jesús está muy por encima de todo principado y poder, y fuerza, y dominio y de todo nombre que es nombrado, no solamente en este mundo, sino también en el venidero.

Viene a mi mente la oración modelo enseñada por el mismo Señor Jesús “EL Padre nuestro”.

 Al inicio de esa oración modelo, Jesús dijo a sus oyentes: “Ustedes, pues, tienen que orar de esta manera: ‘Padre nuestro que estás en los cielos, santificado sea tu nombre. Venga tu reino. Efectúese tu voluntad, como en el cielo, también sobre la tierra’” (Mateo 6:9-13). 

El reino de Dios es un gobierno que ha establecido Jehová, y el mismo ha escogido a su hijo Jesús para ser el rey; Él es “el Rey de los que reinan y Señor de los que gobiernan como señores” (1°Timoteo 6:15). Jesús es nuestro Rey de reyes y Señor de Señores.
Sigamos revisando características del reino de Dios:

-El reino de Dios está en el cielo, es un reino celestial, pero también ejerce poder sobre la tierra.

- Jesús es un rey excepcional, es eterno su reino jamás será destruido.


En Mateo 6:33 Jesús nos dijo “buscad primeramente el Reino de Dios y su justicia”. Vivir  de acuerdo a las leyes del reino de Dios:

1.- Arrepentirnos de nuestros pecados.
2.- Reconocer y aceptar a Jesús como nuestro Señor y Salvador.
3.- Dejar guiarnos por su Santo Espíritu en Obediencia a Él.

En este último punto tenemos la ayuda del precioso Espíritu Santo pues dice en la Palabra que no se nos ha dado un espíritu de temor si no de  “poder, amor y de dominio propio” (2 Timoteo 1:7).

El Espíritu Santo nos da la capacidad de vivir por las leyes de Dios aunque todavía seguimos siendo humanos y débiles.

Recuerda que aquellos que son guiados por el Espíritu de Dios son llamados “hijos de Dios” (Romanos 8:14).

Eres una hija de Dios, el Espíritu Santo está ahí disponible para ayudarte a obedecer a nuestro Rey. Ahí está la clave en la obediencia hay bendición.

Que esto que hoy lees se quede en tu corazón y lo puedas poner cada día por obra, deja a Jesús vivir en ti, crecer en tu vida y corazón, déjate moldear, invítalo a tu vida, ríndete a Él, Dios está esperando que le abras la puerta y lo dejes entrar a tu vida.








ACERCA DEL AUTOR

Kary de Zavala
Rescatada por la Gracia de Dios, ahora esposa y madre de gemelos, cada día busca aprender más acerca de Cristo y el servicio en Ama a Dios Grandemente y JóvenesADG.

Se denomina así mismo como una mujer determinada que confía y cree en el propósito de Dios para su vida y su familia. 

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