¿Quién soy? ¿Por qué estoy aquí? ¿Importo yo?
Estas son preguntas que todos nos hemos hecho alguna vez. A medida que avanzamos en la vida, anhelamos comprender quiénes somos, por qué fuimos creados y cuál es nuestro propósito en la vida. Ninguna de estas preguntas puede responderse sin comprender cuál es nuestra identidad.
Sin conocer nuestra identidad, no podemos vivir de la forma en que fuimos diseñados para vivir. Es fácil definir nuestra identidad por nuestra familia, carrera, amigos, pasatiempos o nacionalidad. A menudo determinamos nuestra identidad por nuestras acciones, palabras o reputación.
“Si alguno está en Cristo, nueva criatura es; lo viejo ha pasado; mira, ¡ha llegado lo nuevo!"
2 Corintios 5:17
En Cristo, tenemos una sola identidad que importa. No importa cómo nos definamos, nuestra identidad en Cristo sigue siendo la misma. Él nos rescató del pecado, nos libró de las tinieblas y nos redimió de la vergüenza. A través de Él somos llamados hijos de Dios, adoptados en la familia de Dios.
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