Sólo Cristo provee Gracia y Paz



“Gracia y paz a vosotros, de Dios nuestro Padre y del Señor Jesucristo”.  2 Tesalonicenses 1:2

Una nueva carta llega de parte de Pablo a los hermanos en Tesalónica. ¿Qué noticias contiene esta segunda carta?

No es fácil escribir cartas a una persona que está pasando por momentos difíciles, a veces no sabemos ni qué palabras decir cuando tenemos a alguien llorando frente a nosotras, para Pablo tampoco fue fácil comenzar esta carta.

Los hermanos en Tesalónica estaban padeciendo grandes tribulaciones y persecuciones por hacerse cristianos y defender el evangelio del Señor Jesús, eran prácticamente nuevos en el evangelio y ya su fe estaba siendo sometida a grandes pruebas en sus cuerpos físicos, pero además de ello, sus mentes eran bombardeadas por  corrientes de doctrina contrarias a lo que Pablo les había enseñado y por tanto su lucha se hacía cada vez más feroz.

¿Te has sentido estar bajo presión por defender la palabra de Dios? Hoy en día gozamos de gobiernos demócratas que nos dan la libertad de adorar al Dios vivo, parecen ser aguas tranquilas sin embargo por debajo se agitan remolinos de ideologías contrarias a nuestra manera de vivir que amenazan con atraparnos.

Existen momentos adversos que vienen a nosotras como armas lanzadas con tal fuerza que nos acorralan contra la pared o nos derriban en el primer golpe, y llegan uno tras otro. 

Me cautiva la actitud de Pablo frente a los momentos adversos, él no evade la situación, o espera que las cosas se calmen un poco para escribir una carta de aliento, lo que hace es mostrarle a los hermanos cómo enfrentarse de cara a la situación difícil con el escudo de la fe, con  la armadura completa de Dios  y los anima a gloriarse en medio de esas tribulaciones para que el nombre de Jesucristo sea exaltado.

¡Nosotras debemos ser fieles imitadoras de esas virtudes! Llamar a las cosas como lo que  realmente son: ¡Leves tribulaciones momentáneas que están produciendo un eterno peso de gloria! Eso era lo que veía Pablo en las pruebas y por eso escribe:

“Es por esto que nunca nos damos por vencidos.  Aunque nuestro cuerpo está muriéndose, nuestro espíritu va renovándose cada día”.  2 Corintios 4:17.

Así que Pablo sabe que los hermanos en Tesalónica realmente están pasando por momentos difíciles, ellos necesitan consuelo, él quiere estar con ellos abrazarlos y llorar juntos, sabe es hombre mortal, y que por tanto tiene limitaciones terrenales, también tiene en mente que él mismo no es indispensable para consolar a sus hermanos, pero conoce a uno que es el consolador por excelencia.  ¿Qué mejor consuelo que el que puede proveer nuestro Cristo?

Y qué magníficas palabras escribe: “Que Dios nuestro Padre y el Señor Jesucristo les den a ustedes Gracia y Paz”. ¡Eso era lo que los hermanos necesitaban! Experimentar la gracia de Dios Padre derramada  a través de su Hijo Cristo a cada hermano en particular produjo paz duradera para ellos.

Es lo que tú y yo necesitamos para sortear las dificultades por muy duras que sean. Sin el favor de Dios la esperanza de que algo mejor ocurrirá se nubla por completo, y toda nuestra vida y lo que ocurre a  nuestro alrededor pierde el sentido de existir. Pero la gracia de Dios tiene la capacidad de abrir nuestros ojos a la realidad de Sus obras, pues aunque no parezca, todo lo que Él hace es perfecto.
Vislumbrar esa perfección, amiga, realmente te traerá paz, esa seguridad que necesitamos todas  de descansar confiadas en las manos de Dios porque Él siempre ha tenido el control.  

Sólo Cristo provee Gracia y Paz, no hay otro lugar.



ACERCA DEL AUTOR  

Angélica Jiménez
Hija de Pastores misioneros de nacionalidad Colombiana, ha servido desde los 9 años junto a sus padres en los países de Bolivia y Argentina. Diagnosticada alrededor del año 2009 con Síndrome de Eisenmenger ha propuesto en su corazón servir a Dios hasta el día en que él se lo permita. Sus experiencias en la obra misionera continúan labrando el sueño de brindar herramientas bíblicas para las jóvenes de hoy.



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