Camino a mi condena



“He aquí el cordero de Dios”.  San Juan 1:29



De camino al lugar de mi muerte
Arrastraba yo mis vergonzosas vilezas
Por ellas debía pagar la condena.

Pero un hombre esperaba encontrarse conmigo
Pues se ofreció a saldar mi cuenta.
Me dijo:-“dame eso, Yo lo llevaré”
-Pero Señor ¿Por qué?
Esta es mi cruz, mi condena,
y me torturará en lo bajo de la tierra.

Sus ojos me miraron, y con ternura silenciosa
Levantó mi cruz, mi condena.
¡Oh, no Señor! ¡No lo hagas por favor!
Son mis bajezas, te matarán por ellas.

De camino al lugar de la calavera
donde será más tarde crucificado,
un hombre coronado de espinas
lleva una pesada carga
¡Ojalá fuera solo un madero!
Él lleva a cuestas mi pecado, mi condena
en el suelo, sus huellas son de sangre
y lo acusan de mis propias vilezas
cada paso adelante cuesta
sus latidos se apagan, sus rodillas tambalean
pero Él no piensa en retroceder
porque por amor lleva a cuestas mi condena.

Caminé detrás de él y lloré
No entendí, yo tenía que morir
¿Por qué haría algo así?
Su sacrificio se transformó en mi libertad.

Pasaron ya miles de años
y aún lo recuerdo como si fuera ayer,
el viento sopló, su cuerpo no quedó,
me hallé frente al madero
No había culpa, no había ya condena.

Ahora miro al horizonte
y sonrío detrás de mi ventana,
recordaré por siempre que el camino al perdón
está en dirección de la cruz.




ACERCA DEL AUTOR

Angélica Jiménez
Hija de Pastores misioneros de nacionalidad Colombiana, ha servido desde los 9 años junto a sus padres en los países de Bolivia y Argentina. Diagnosticada alrededor del año 2009 con Síndrome de Eisenmenger ha propuesto en su corazón servir a Dios hasta el día en que él se lo permita. Sus experiencias en la obra misionera continúan labrando el sueño de brindar herramientas bíblicas para las jóvenes de hoy.

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