“Jehová es mi luz y mi salvación; ¿de quién temeré? Jehová es la fortaleza de mi vida; ¿de quién he de atemorizarme?”
Salmos 27:1
¿Es Dios mi verdadera luz? ¿Es Dios mi salvación? ¿Es Dios la fortaleza de mi vida?
Quizás hoy sean buenas preguntas que tú también puedas hacerte para reflexionar...
Cuando recuerdo esos momentos de tremenda oscuridad; y aunque a veces me aflijo con solo pensarlo; puedo ver a Dios actuar, siendo mi fortaleza, tomándome de la mano para lograr atravesarlos. Sólo gracias a su fidelidad y amor en cada prueba es que he podido salir en una pieza. Día a día me repito estas palabras, recordandome a mi misma mi luz, mi salvación, mi fortaleza para afrontar los días malos.
¿Puedes verlo tú también en tu vida? ¿Puedes verlo en esos momentos duros para ti? ¿Ha podido ser el Señor tu sostén?
Si algo he aprendido es que ésto se trata de una fuerte y verdadera convicción, de una elección a tomar día a día. En cada decisión que debo tomar, en lo que me enfada, en lo que me alegra, en lo que me entristece; si Dios es mi luz, mi salvación, mi escudo, mi roca...nada, NADA podrá robar mi paz y tranquilidad.
“Aunque un ejército acampe contra mí, No temerá mi corazón; Aunque contra mí se levante guerra, Yo estaré confiado.”
Salmos 27:3
Pero ¡Si!, ¡que difícil es solo confiar! En múltiples ocasiones me he encontrado entre “la espada y la pared”, me he encontrado librando la pelea y confesando de nuevo estas palabras, volviéndolas vivas, volviéndolas rhema en mi vida.
“Porque la palabra de Dios es viva y eficaz, y más cortante que toda espada de dos filos; y penetra hasta partir el alma y el espíritu, las coyunturas y los tuétanos, y discierne los pensamientos y las intenciones del corazón.”
Hebreos 4:12
Aunque el temor a veces toca a mi puerta, la palabra de Dios me rompe para volverme a formar, para volverme hacia él;
porque bien que lo dice: su palabra penetra hasta el alma. Aunque el temor toque mi país, la vida cuanto la conocía, mi rutina, mis hobbies; todo eso caerá ante mi fortaleza en Dios. Él se encargará de todo lo que está fuera de mi control.
“Y me ha dicho: Bástate mi gracia; porque mi poder se perfecciona en la debilidad. Por tanto, de buena gana me gloriaré más bien en mis debilidades, para que repose sobre mí el poder de Cristo.”
2 Corintios 12:9
Cuando caigo Dios me recuerda que su gracia es suficiente. Me recuerda que si confío en Él siempre, voy a ganar la batalla. Me recuerda nuevamente que ése ejército caerá a mis pies.
Juan 10:10
¡Si estás siguiendo el estudio con tu grupo presencial o virtual no olvides compartir lo que aprendiste el día de hoy, tu aporte puede ser de estímulo para otra joven como tú!
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