Creadas para adorar

La mujer Samaritana quiere saber dónde y cómo adorar, es una pregunta interesante la que le hace ella a Jesús, mostrando así su interés de querer tener una relación con Dios. Pero Jesús le contesta que ellos adoran a quien no saben, ahí es dónde nos damos cuenta de que por naturaleza nosotras adoramos (a veces si se sabe bien a que o quien y en ocasiones no).

Nosotras fuimos creadas para adorar porque ese vacío que hay en nuestro corazón Dios lo puso en cada una de nosotras para poder ser llenado sólo por Él.

Buscando el significado de Adorar encontré que “es amar en extremo” y también es rendir nuestra voluntad ante alguien, en este caso es rendirnos ante los pies de nuestro Salvador, Él cual ya ha pagado la cuenta por nosotras y nos anhela cada día para seguir Su obra en cada una. Así como la mujer samaritana, Dios anhela que cada día tengamos un encuentro con Él para que le adoremos y Él pueda llenarnos más de Su presencia, para que aprendamos amarle en extremo porque si así lo hacemos estaremos dispuestas hacer lo que Él nos manda hacer (obediencia), seremos sanadas y transformadas.

También a la medida que le obedezcamos se verá reflejado nuestro amor por Él. Como dice en Juan 14:15 “Si me amáis, guardad mis mandamientos”.

   Vulnerables ante Cristo

 Es necesario que le adoremos en espíritu y en verdad, porque Él nos busca día a día porque somos el templo de Su Espíritu Santo y es en dónde Dios quiere morar.

Dios busca corazones sinceros y rendidos ante Él porque hemos sido creadas para adorarle sólo a Él y a nada ni nadie más.

Hoy te invito a que reflexionemos acerca de esto, ¿En qué o quién invertimos nuestra adoración? ¿Dios está realmente en el primer lugar en nuestro corazón?

No adoremos a cosas ni a personas, porque las cosas se gastan o pierden y las personas a veces nos fallan, pero Dios no porque Él permanece fiel para con nosotras y siempre que le necesitemos Él viene a nuestro encuentro.

Ser vulnerable a Cristo, es rendirle nuestra adoración sólo a Él ¡Adorémosle con todo nuestro ser porque Él quiere llenar nuestro cántaro!