chicas activas



“Incluso mientras estábamos con ustedes les dimos la siguiente orden: «Los que no están dispuestos a trabajar que tampoco coman».”
2 tesalonicenses 3:10 (NTV)

Pablo nos enseña que no debemos ser perezosas, sino por el contrario diligentes, usando bien nuestro tiempo. Pablo es bien estricto al decir que el que no trabaja no debe comer, y si tú, mi querida amiga estás en edad de trabajar debes hacerlo, más aún si ves a tus padres luchar por tener el dinero suficiente para pagar tus estudios universitarios. ¡Trabaja! Y ayúdales.  

Pero si tu caso es que aún eres menor de edad y no puedes salir a trabajar, debes ayudar con los quehaceres de tu casa, cuidando a tus hermanos pequeños, o como sea que lo necesiten tus padres.

Últimamente he escuchado a jovencitas decir que ellas no deben trabajar y que es deber de sus padres mantenerlas, y ¿sabes? Dios nos exhorta a no ser ociosas, a tener amor por nuestro prójimo (que en este caso son papá y mamá, si necesitan ayuda) y a ganarnos nuestro pan. ¿Pero sabes qué es lo que más me gusta de la biblia? Es que nos da ejemplo de lo que debemos hacer, pero también nos enseña claramente cómo NO debemos comportarnos, y esto es extremadamente genial, porque no hay dónde perderse. Sea cual sea la situación, la Palabra de Dios te explica las pautas de comportamiento, y el parámetro de equivocación que nos deja solo depende si decidimos o no obedecer Sus instrucciones.

Ahora vamos a analizar los versículos posteriores al verso diez del capítulo tres de segunda de tesalonicenses para ver cómo se comportan las personas ociosas así podamos identificarlas y alejarnos de ellas, como aconseja el verso catorce. O, si al mirarnos frente a estas características descubrimos cualidades de ocio en nuestra manera de vivir, disponernos a limpiarnos de ellas.
Veamos:

Los ociosos
-          Se niegan a trabajar (v.11)
-          Andan desordenadamente (v.11)
-          Se meten en los asuntos de los demás (v.11)
-          Se rehúsan a obedecer (v.14)


“Los perezosos se creen más listos
que siete consejeros sabios.”
Proverbios 26:16 (NTV)

Hay estrategias para cambiar nuestro comportamiento perezoso, que puede ser en lo espiritual, en lo físico o en lo laboral.
Lo primero que debemos hacer es crearnos hábitos saludables, como tener un esquema horario para el día, donde poner orden a las responsabilidades y así tener completamente organizado el día.  Ordena tus tareas de lo más importante hasta lo menos importante y organízate. Verás que hasta tiempo te sobra.
OBEDECER es otro paso importante a la hora de desarraigar la pereza de nuestras vidas. Obedece a tus  padres, a tus maestros, a tus jefes y verás cómo cambias el ocio por la eficiencia.

Por último, no olvides poner en primer lugar a Dios y ofrecerle un tiempo de calidad para Él. Cuando comiences a crear hábitos saludables, comprenderás la importancia de apartar tiempo para tu espacio devocional, porque como dice el refrán popular “mente ociosa oficina del diablo”. Puede que Satanás en este mismo momento te esté llenando con ideas de que es imposible para ti apartar tiempo para la oración y la lectura bíblica, o que con tu horario tan apretado es imposible crear prioridades, quizás te ataque diciendo que tus padres son injustos contigo y que no merecen tu obediencia y mucho menos tu ayuda. No caigas en sus juegos, comienza los cambios necesarios para no convertirte en una chica perezosa.

Recuerda que para transformaciones radicales debemos ser radicales a la hora de tomar decisiones.

“En lo que requiere diligencia, no perezosos; fervientes en espíritu, sirviendo al Señor”
Romanos 12:11





ACERCA DEL AUTOR





Andrea Donoso
Chilena radicada en Puebla, México. Feliz de servir al Señor y a las mujeres de su alrededor. Estudió teología básica en Palabra de Vida Argentina, actualmente continúa sus estudios a distancia en la universidad bautista de Lousiana.

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