“Cierto día Jesús les dijo a sus discípulos: «Crucemos al otro lado del lago». Así que subieron a una barca y salieron. Mientras navegaban, Jesús se recostó para dormir una siesta. Pronto se desató una tormenta feroz sobre el lago. La barca se llenaba de agua y estaban realmente en peligro. Los discípulos fueron a despertarlo: «¡Maestro! ¡Maestro! ¡Nos vamos a ahogar!», gritaron. Cuando Jesús se despertó, reprendió al viento y a las tempestuosas olas. De repente la tormenta se detuvo, y todo quedó en calma. Entonces les preguntó: «¿Dónde está su fe?». Los discípulos quedaron aterrados y asombrados. «¿Quién es este hombre? —se preguntaban unos a otros—. Cuando da una orden, ¡hasta el viento y las olas lo obedecen!».”
Lucas 8:22-25 NTV
Existen Biblias en donde aparecen marcado en rojo las palabras de Jesus y déjame decirte que en esas palabras hay vida eterna, debemos prestar mucha atención.
Estudiando el pasaje de hoy pude ver que dos preguntas fueron marcadas en rojo y también marcaron mi corazón.
Día a día nos encontramos con tantas situaciones difíciles en donde nuestra fe se ve afectada, donde nuestra fe debería verse desafiada y donde nuestra fe debería aumentar. Pero ¿por qué esto no pasa?
Es porque simple y tristemente esa fe no existe.
Y siempre que leo el pasaje de hoy, me muero de miedo y en parte me enojaba un poco que Jesús se haya ido a acostar en medio de tanto desastre, pero hoy entiendo que es parte del proceso que todos debemos pasar, en la tormenta descansar con El. Y parece ilógico, pero su palabra dice que El no nos da una paz como el mundo la da
‘’Y la paz que yo doy es un regalo que el mundo no puede dar. Así que no se angustien ni tengan miedo’’
La paz del mundo pretende que todo esté bien, que tenga todo bajo control y a partir de ahí, podremos experimentar la paz.
La paz de Dios en medio del caos, cuando no ves lo que está por suceder, es ahí donde somos desafiadas a descansar en la tormenta.
Pero hoy te animo a que si estás aún desesperada respondas esta pregunta que Jesucristo hizo a sus discípulos…
“Luego él les preguntó: «¿Por qué tienen miedo? ¿Todavía no tienen fe?».”
Marcos 4:40 NTV
Me encontré siendo una mujer de poca fé y con miedo, hasta que en momentos de desesperación corrí a leer los maravillosos Salmos, que me ayudaron a ver la fe de David, quién afirmaba Dios es su único refugio, ese momento en el ‘’desierto’’ es uno de los mejores momentos porque me encuentro con El y con las promesas que me regala, puedo ver su favor y misercordias renovarse día a día, no temas pedir a Dios que aumente tu fe, porque es lo único que te ayudará a caminar este proceso hasta encontrarnos con nuestro Salvador cuando El vuelva a buscarnos.
ACERCA DEL AUTOR
Antonella Azuaga
Tiene 21 años y sirve al Señor a través de Mujer Virtuosa, escribe para llevar las buenas noticias a los quebrantados y afligidos. Es parte la congregación más que vencedores, vive en Paraguay junto con su familia, quienes también apoyan la familia de Ama a Dios Grandemente.
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